Finde Naranja: un plan perfecto

Una casa en medio del campo. Un fin de semana. Una acogedora estancia con chimenea. Parece un buen plan, ¿verdad? Pues si a usted le gustan los juegos de mesa, la propuesta de la asociación Ludo Ergo Sum le va a parecer el paraíso. Se trata del llamado ‘Finde Naranja‘, que este pasado domingo cerró en Piedralaves (Ávila) su tercera edición. Fueron tres días en los que unos 40 aficionados al mundo lúdico vivieron un intensivo de entretenimiento continuado ¡y sin un ápice de empacho!

'La rampa', el muro que antecede al albergue, enclavado en un paraje precioso.
‘La rampa’, el muro que antecede al albergue, enclavado en un paraje precioso.

En las faldas de la sierra de Gredos, en un marco incomparable, entre montañas, pinos y riachuelos, donde el aire duele de tan puro que resulta. Un escenario magnífico en el que, por desgracia, no acompañó la climatología. El frío y una persistente lluvia impidieron que se realizaran actividades y partidas al aire libre. Fue el gran handicap porque aunque durante las partidas se pierde la noción del tiempo y de la temperatura, pocos dejamos de quedarnos con ganas de haber aprovechado un poco más las posibilidades del sitio. Y más cuando en algunos momentos resultaba difícil ventilar el salón principal, que acababa llenándose de humo y provocando alguna que otra molestia. Aunque bien mirado, la ambientación igual se agradeció en alguna que otra mesa.

'Sitting Ducks' o, lo que es lo mismo: tiro al pato. Grrr!
‘Sitting Ducks’ o, lo que es lo mismo: tiro al pato. Grrr!

Exageramos, claro, pero considérenlo una venganza porque uno de los juegos con más éxito fuera el ‘Sitting Ducks’ (‘Tiro al Pato’), en el que se disparan -a matar- por pura diversión, sin objetivo y sin ganancia, a un equipo de inocentes patitos. También cobró protagonismo el camino de acceso al lugar, una pista forestal sin muchas dificultades hasta, prácticamente, 300 metros del albergue. En ese punto, en apenas diez metros, una tramposísima rampa llena de barro dificultó en extremo el paso de los vehículos, que se encontraron sin adherencia para superarla. Algunos acabaron pasando con dificultades; otros necesitaron ayuda y unos pocos, sencillamente, optaron por no jugársela tras el puñetazo en la nariz que es el olor a embrague quemado. En lo que todos coincidieron posteriormente fue en señalar lo conflictivo del punto pero, por encima de todo, en que esta parte de la aventura mereció la pena tanto como el resto de las jornadas.

Pero más allá de las anécdotas, el éxito del ‘Finde Naranja‘ está en la gente que se reúne allí: personas normales, de todas las edades, que comparten una afición. No hay bichos raros, no hay gente asocial, ni nada que pueda conferir un matiz negativo a la palabra ‘friki’ con la que a veces te tildan (a veces de forma peyorativa, aunque sea leve) cada vez que hablas de este entretenimiento. Ojalá ese tipo de prejuicios desaparecieran. Ojalá la publicidad acerca de este tipo de iniciativas hiciera más terrenal algo que no tiene ningún misterio. Ojalá que cada cual pueda disfrutar de lo que le gusta sin que nadie le juzgue por ello.

Yo reconozco que acudí con un cierto reparo al evento. No conocía a nadie y, aunque me gustan mucho los juegos, tampoco sabía si tres jornadas seguidas sin parar iban a quitarme las ganas de echar otra partida por el resto de mis días. Pero este pato se pone a escribir recién regresado, cuando el aroma a madera quemada aún se percibe en la piel (y en la ropa, y en los juegos), y puedo  decir que es precisamente la gente con la que he compartido tablero y cartas la que me ha quitado la duda, que ahora me parece casi imperdonable.

'Serenissima'', 'Shadow Hunters' y 'K2', que por aquello del lugar casi se podía jugar en directo
‘Serenissima», ‘Shadow Hunters’ y ‘K2’, que por aquello del lugar casi se podía jugar en directo

Y es que ahí reside, en mi opinión, el mayor mérito de Ludo Ergo Sum: en que incluso para alguien tan introvertido como yo fuera tan sencillo integrarse. Los participantes te lo ponen fácil. Empiezas siendo un desconocido pero la vergüenza dura cinco minutos, los que tardas en aprender nuevas mecánicas de juegos de los que nunca habías escuchado o, al revés, de los que siempre quisiste probar pero no pudiste por cualquier motivo. Una explicación, y a rodar. Partidas más o menos fluidas, más o menos igualadas, pero con la comprensión del que sabe que siempre puede haber un jugador al que se le dé un poco peor o que tarde más de la cuenta en elegir sus acciones. Todos queremos ganar, pero nadie mataría por ello (en sentido literal, que en el tablero es otra historia…). Y eso se agradece. Lo dice uno que perdió dignamente -pero perdió- TODAS las partidas en las que participó pero que se lo pasó genial en todas ellas. En mi caso, fueron a ocho juegos durante todo el fin de semana: Mundodisco, Serenissima, Goblins, Shadow Hunters, King of Tokyo, Sitting Ducks, K2 y Eclipse.

Partida al 'Eclipse', justo cuando acaban de repartirse los boletos para la rifa de puñaladas
Partida al ‘Eclipse’, justo cuando acaban de repartirse los boletos para la rifa de puñaladas

Y vuelves a casa con la mochila, con los juegos que  llevaste, con el coche lleno de barro y un embrague en las últimas, con el olor de la ‘muerte dulce’ en la ropa… y con el recuerdo de haber reído mucho, de haberse comido la cabeza pensando en la manera de matar a cazadores de sombras, construir el mejor robot de combate, reinar en Tokio, ser el mejor comerciante o expandir tu civilización por el universo… y qué quieren qué les diga. Que echo de menos que no haya citas de estas más a menudo. Aunque no gane ni una partida…


PD. Ludo Ergo Sum ha publicado las fotos del Finde Naranja. Las podéis ver aquí. Además, el club Da2 también ha elaborado una completa reseña sobre lo vivido en Piedralaves.

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