Cumpleaños por todo lo alto

Hace dos años fue un tren. Hoy son aviones. A estos patos puede que les quede alcanzar a ir a la luna -llegará el día, no lo duden- pero el bagaje hasta este punto es como para estar feliz. Es un cumpleaños particular, en un otoño que avanza a su ritmo sin grandes sobresaltos. Madrid, sede de estas letras, fue entonces el andén del convoy hacia tierras inexploradas; dos años después, empezamos -o retomamos, y sin miedo- la tarea de conquistar los cielos. Continúan las aventuras. En el aire, en la tierra y en los juegos de mesa. Gracias.

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